Por Osval Antonio Montesinos López
Estoy casi convencido de que si realizamos una encuesta representativa a nivel nacional a las personas mayores de 18 años y les preguntamos si conocen o han escuchado hablar sobre el c1entif1co mexicano
Mario Malina, la mayoría responderá que no lo conoce, ni ha escuchado hablar sobre él. lo cual es de esperarse ya que en general somos un país que le tiene poco aprecio a la ciencia y tecnología, debido a: (1) que tiene todavía un alto porcentaje de personas con bajo nivel educativo; (2) que invierte poco en ciencia y tecnología, (3) tiene pocos héroes en ciencia y tecnología, (4) cuenta con pocos científicos (5) son pocas las instituciones de educación superior mexicanas que realmente cumplen con su función de formar científicos de calidad, etc. Por esto, con la finalidad de poner un granito de arena para divulgar la vida y obra de Mario Molina, esta nota describe cómo este mexicano conquistó el Premio Nobel de Química en el año de 1995 con su investigación sobre el impacto de los cloroflourocarbonos (CFCs) empleados en aerosoles, refrigerantes y solventes, tanto de uso industrial como doméstico en la destrucción de la capa de ozono, la cual protege a los seres vivos de los letales rayos ultravioleta provenientes del Sol, además de que contribuye a la regulación de la temperatura, e indirectamente al clima terrestre.
Publicación: El comentario semanal